Por Janeth Morales
La presión constante que ejercen padres y madres hacia sus hijos e hijas en búsqueda consciente e inconsciente de la perfección, se llama hiperparentalidad, que actualmente va en aumento.
Contrario a la desatención, el miedo a que los hijos e hijas se equivoquen y sufran, ha encaminado a padres y madres hacia una sobredemanda de capacidades, que normalmente genera preocupación diaria en ambas partes.
De acuerdo con el especialista Gerardo Eusmir Martínez Cázares, esta situación causa el efecto inverso, debido a que, difícilmente, los jóvenes estarán preparados para enfrentar los problemas que trae consigo la cotidianidad.
Además, los hijos e hijas de estos “padres agenda o padres mánager, siempre estarán temerosos de decepcionar a sus familiares a causa de las altas expectativas que se han depositado en ellos”.
“Esta protección, que se torna más ansiosa y perfeccionista, parte de los padres que están cada vez más informados acerca del ámbito académico; esto genera una preocupación porque el hijo llegue a ser una persona perfecta”, explicó el especialista.
Según el catedrático, desde edades como preescolar y primaria se comienza a observar esta conducta exagerada para que niños y niñas cumplan con diferentes actividades a la vez, así como a presentar logros visibles que llevan a competencias y comparaciones; aquí el fracaso no es una opción.
“A veces, parece que tienen una agenda más apretada que un gobernante de algún estado, porque su día está sumamente organizado”, dijo.
Ya en nivel secundaria y estudios superiores, es cuando este tipo de padres y madres sienten que pierden el control porque los hijos e hijas buscan la independencia que les fue negada.
“Sentimos que, como padres, tenemos el derecho absoluto sobre nuestros hijos, lo cual es totalmente falso”, señaló el especialista; además, este tipo de hiperpaternidad y maternidad puede ser aprendida y posteriormente reproducida por niños y niñas en edades adultas.
Si bien, “nadie sabe cómo ser un buen padre o madre”, existen herramientas que ayudarán a estar activos e interesados en la crianza sin llegar a violentar la independencia de hijos.
Según Eusmir Cázares, la moderación es más importante pues opina que hay que “dejarlos ser más ellos, brindándoles herramientas, presencia y ausencia cuando se deba, dependiendo de la situación”.