Nallely de León Montellano
Luego de los hechos ocurridos el pasado 20 de octubre, donde un hombre y una mujer fueron asesinados en Plaza Bicentenario a manos de un delincuente aún no identificado, el transcurso de los días no ha sido el mismo para los comerciantes del lugar y para los transeúntes.
El hecho, ocurrido a plena luz del día, dejó daños colaterales sobre las personas que presenciaron la agresión armada, mismos que implican -en algunos casos- estrés postraumático, sicosis y sensación de alerta continua.
En los testimonios otorgados, mismos que fueron recabados bajo el anonimato de las y los declarantes, se pudo apreciar el miedo con el que los vendedores acuden a trabajar diariamente, además de la sensación de desolación que heredó aquella agresión.
“Ya no me gusta venir, tengo miedo constantemente, pero no me queda otra opción, no me puedo concentrar”, refirió uno de ellos.
El arribo a dicha plaza pública, genera sensación de vacío e incertidumbre para quienes diariamente instalan su puesto de trabajo, además de una necesidad constante de voltear hacia todos lados para evitar ser testigos, o en el peor de los casos, víctimas de un nuevo ataque.
“Lo más triste es que muchos niños vieron lo que pasó, pues no dejan de hablar de eso y no dejan de observar el lugar”.
Un transeúnte, quien a diario cruza la plaza más de dos veces para trasladarse a su trabajo mencionó que este hecho ha provocado impacto en su vida pues “es inevitable pasar por ahí, y no voltear a ver el lugar donde aquellas personas quedaron tendidas”.
Parte de la población ha normalizado los acontecimientos violentos, debido a la frecuencia con la que ocurren, además de los sitios que en numerosas ocasiones son espacios públicos y familiares.
Sin embargo, lo recientemente ocurrido en aquella plaza ha causado indignación en la ciudadanía al tratarse de un espacio público utilizado por cientos de personas durante el día.
Por lo anterior, las personas entrevistadas elevaron sus peticiones hacia el gobernador del estado para “que haga lo que está en sus manos para que esto termine, Zacatecas se está convirtiendo en un cementerio, necesitamos tranquilidad en nuestros días, nuestros hijos no pueden seguir viendo esto”.