AFP
En la destilería escocesa de Annandale, 9.000 barricas de roble se empilan del suelo al techo. Flota un olor a whisky añejo, mientras una pequeña cantidad de alcohol se evapora lentamente y el valor de las barricas no cesa de aumentar.
Los trabajadores se activan entre los enormes toneles, en su mayoría antiguas barricas de bourbon de 200 litros, vigilando que no haya escapes.
Todo este whisky suma al menos 30 millones de libras (casi 37 millones de dólares) "al precio en que se llenaron" los toneles, explica el director, David Ashton-Hyde.
Pero su valor aumenta con el tiempo y "la gran mayoría de las barricas se venden al doble del precio de llenado al cabo de 5 años, y al triple al cabo de 10 años", precisa.
La inversión en whisky, a veces descrito como "oro líquido", está ganando popularidad, lo que suscita esperanzas de obtener unos altos rendimientos que contrarresten la elevada inflación.
Pero algunos piden cautela ante las posibles decepciones, estafas y falsificaciones.
Ashton-Hyde reconoce que a veces le contactan inversores preocupados, que quieren asegurarse de que su whisky está ahí, a su nombre, en almacenes seguros.
"El mundo de la inversión en whisky puede ser un poco turbio a veces. Nos llevó mucho tiempo encontrar a los socios adecuados", admite.