AFP
Totalmente inesperados en la final de la Copa de Francia, el Nantes y el Toulouse sueñan respectivamente con un increíble doblete o con un primer título desde hace 66 años, el sábado en Saint-Denis, 19h00 GMT), en un Stade de France bajo presión deportiva y social.
La noche promete ser intensa en el estadio parisino: se espera a 78.000 espectadores con ambos equipos movilizando a decenas de miles de aficionados motivados por un trofeo que parecía inalcanzable a inicio de temporada debido a la feroz competencia en el fútbol francés.
El clamor puede ser todavía más ensordecedor debido a la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, que confirmó su asistencia al estadio. La prefectura de policía de París prohibió el viernes toda concentración sindical en los alrededores del estadio.
La unión de sindicatos de Seine-Saint-Denis ha previsto distribuir silbatos y tarjetas rojas a los espectadores para que manifesten su rechazo a la reforma de las pensiones.
Por motivos de seguridad, el prefecto de París, Laurent Nuñez, precisó el viernes que tomó la decisión de que la entrega del trofeo sea "en la tribuna" y no en el terreno de juego, para evitar el riesgo de una invasión del campo por los hinchas.
El dispositivo de seguridad es consecuente con este evento, con 3.000 policías y gendarmes movilizados. El recuerdo del fiasco de la pasada final de Liga de Campeones entre el Liverpool y el Real Madrid, marcada por escenas de caos alrededor del Stade de France hace casi un año, todavía sigue vivo a falta de 15 meses para los Juegos Olímpicos de París-2024 y a menos de medio año del arranque de la Copa del Mundo de rugby en septiembre.
Además, los grupos ultras nanteses y tolosanos no mantienen la relación más amable del país.