Nallely de León Montellano
En el municipio de Pinos, hay 7 recolectores de insectos comestibles, los cuales son utilizados para comercializar y ganarse la vida en el día a día con el trabajo de mil familias.
Desde hace 37 años, David Morales Huerta trabaja en conjunto con sus seis hermanos la recolección de escamoles también conocidos como hormigas escamoleras, con la creación de su propia empresa llamada Mohuer.
El recolector refiere que este trabajo es perfectamente bondadoso para ser realizado por mujeres, sin embargo, al realizarlo siempre existe el riesgo de sufrir mordedura de hormiga, además de ser susceptible a las reacciones de una sustancia que arroja el insecto al sentirse en peligro.
Morales Huerta asegura que contrario a otras opiniones, la recolección de insectos comestibles es un trabajo valioso y sobre todo sustentable, pues
como resultado de esta labor se alimentan decenas de familias.
“Es arduo y pesado porque implica todo el día, también existe el peligro de mordedura de víbora, alacrán o araña”, mencionó.
Expuso que, debido a la dificultad para realizar el trabajo de recolección de insectos, resulta imposible medir la colecta por toneladas, sin embargo trabajan por kilos, los cuales someten a proceso de extracción de escamoles, lavado y refrigerio.
La humedad y la temporada de lluvia es la temporada idónea para trabajar con insectos comestibles, para poder hacer conservas durante un año y continuar vendiendo a los restauranteros de la zona.
“Aun cuando no hay lluvias, las familias se dedican a buscar hormigas y, además de escamoles, en otra temporada trabajan con la recolección de caracoles terrestres, gusano rojo, gusano blanco de la penca de maguey y chapulín, entre otros, para lo cual deben realizar una valoración previa de la humedad de los ejidos”.