AFP
Tahar observa con pesar las ovejas que pastan en sus campos de cebada y trigo, ahora secos. Este año la cosecha de cereales será catastrófica en Túnez, debido a una sequía inédita en el noroeste del país.
Túnez atravieza su cuarto año de sequía pero, a diferencia de años anteriores, la falta de lluvia afecta también al fértil noroeste, rico en cereales.
Su dependencia de las importaciones aumentará en un contexto de precios elevados desde la invasión de Ucrania por Rusia, dos productores fundamentales.
Esta mañana de principios de abril, tres tractores aran los campos de Tahar Chauachi, en Medjez El Bab, a 55 km al oeste de Túnez. La mayoría de las parcelas ya no serán necesarias y se dejarán en barbecho.
De las 600 hectáreas que este cultivador de 65 años había plantado de trigo, cebada y legumbres, sólo 70 darán este verano un poco de cereales, destinados sobre todo a la alimentación animal.
"Sembramos trigo, pero los brotes murieron porque la tierra está demasiado seca", explica a la AFP mostrando el suelo polvoriento.
"Aquí se dice que la lluvia de marzo es oro puro. Pero no llovió ni en marzo ni en abril. Hemos estado sin precipitaciones todo el año", lamenta.
Túnez depende principalmente de la recolección de agua de lluvia para su abastecimiento de agua potable, y las presas de este país de 12 millones de habitantes están actualmente a sólo un tercio de su capacidad.
El embalse de Sidi Salem, en la lluviosa región de Beja, cerca de la explotación de Tahar Chauachi, está en apenas un 16%.