AFP
La exactivista antidesahucios Ada Colau llegó a la alcaldía de Barcelona en 2015, en plena ola de cambios. Ocho años después, esta izquierdista busca su segunda reelección para culminar su proyecto de transformación, que para sus detractores ha mermado el potencial de la ciudad.
El 28 de mayo, los españoles elegirán sus alcaldes y los gobiernos de 12 regiones (sobre un total de 17) en unos comicios que serán la antesala de las elecciones generales de final de año, que se anuncian ajustadas para el gobierno del socialista Pedro Sánchez.
Y en Barcelona, donde las encuestas dan opciones tanto a Colau como a sus principales competidores, la campaña, lanzada oficialmente este viernes en todo el país, promete ser frenética.
En juego está el gobierno de la segunda ciudad de España, convertida en un emblema del cambio cuando esta exactivista arrebató con su plataforma, apoyada por la entonces pujante formación de izquierda radical Podemos, la alcaldía al nacionalista conservador Xavier Trias.
Ambos vuelven a enfrentarse ahora, pero muchas cosas han cambiado desde aquel 2015 en el que dos candidatas alternativas conquistaron las dos mayores ciudades del país.
Madrid volvió a la derecha en 2019 y Colau, que no se considera independentista, logró su primera reelección gracias al apoyo del exprimer ministro francés, y entonces candidato en Barcelona, Manuel Valls, que facilitó su investidura para evitar que los separatistas de Izquierda Republicana gobernaran la ciudad.
La alcaldesa, en coalición junto al Partido Socialista, pudo continuar implementando así su transformación hacia una ciudad con ejes verdes y menos tráfico que, según ella, ya ha logrado reducir un 30% la todavía elevada contaminación.
Para sus críticos, sin embargo, ha disparado los alquileres y sobrecargado otras zonas, además de frenar el desarrollo internacional de la capital catalana por su negativa a proyectos como la ampliación del aeropuerto.
"En 2015 heredamos una ciudad que había gobernado el señor Trias, que estaba con una contaminación fuera de control, con una especulación inmobiliaria fuera de control, con una masificación turística fuera de control, y lo primero que hicimos fue poner orden", defendió Colau, de 49 años, esta semana.